El SAS ha ordenado la retirada de un crucifijo de una sala de curas del centro de
salud de Palma del Río que colgaba en la pared desde que se abrió el ambulatorio hace más de 20 años.
Según informa ABC, el hecho sucedió hace poco más de una semana, cuando un paciente de 75 años dijo a la dirección que ese crucifijo «le molestaba».
Fuentes de la Delegación provincial de Salud reconocieron que el crucifijo se retiró por la petición de un usuario -que portaba una bandera republicana en su solapa, según algunos testigos-, pero que se trata de un hecho «puntual y sin intencionalidad». Insistieron en que se trata de un «hecho aislado, que no se ha repetido en ningún otro centro».
De hecho, desde Salud se reconocen «respetuosos», ya que en algunos hospitales hay capillas que permanecen abiertas para el rezo. Sin embargo, en la plantilla de Enfermería del centro de salud palmeño no ha sentado bien este incidente, ya que según varios profesionales «el crucifijo no molestaba».
De hecho, son varios los médicos y enfermeros consultados por ABC indignados por esta medida adoptada por la Junta. Es el caso del doctor Juan Toscano, quien explicó que en su consulta de este mismo centro tiene colgados un crucifijo, una imagen de la Virgen María Auxiliadora y una figura con agua de la Virgen de Lourdes. «A ellos me encomiendo todos los días y así llevo toda la vida, sin que a ningún paciente, hasta el momento, le haya molestado», afirmó.
Toscano manifestó que en ningún caso piensa retirarlo y si se lo pidieran «lo llevaría conmigo cada día del centro a casa. En este país, criticó este médico, «se puede ir con un burka por la calle y no pasa nada, pero no se le ocurra poner un crucifijo en su consulta».
El incidente ha tenido gran trascendencia en la feligresía palmeña, quien en estos días prepara la Coronación de la Virgen de Belén el próximo día 8 de mayo.
«Persecución» sin sentido
El propio párroco de la iglesia de la Asunción, David Aguilera, hizo alusión a la persecución que viven los cristianos en esta época, recordando a tiempos de Jesucristo, en su homilía del pasado fin de semana.
El párroco aseguró que fueron sus feligreses quienes le contaron este incidente y a su entender le parece absurdo porque «la cruz en sí misma no puede molestar a nadie, es símbolo del amor». Otra cosa es el uso que se le haya dado a lo largo de la historia, subrayó el sacerdote.
Sin embargo, hoy por hoy, reiteró el párroco, «la cruz no es ofensiva», y no está de acuerdo con su retirada, aunque es respetuoso con la ley vigente que ampara la retirada de símbolos religiosos de lugares públicos.
En este sentido, Aguilera recordó que a nadie se le ocurre retirar los crucifijos de la Semana Santa que son una manifestación de la fe cristiana en la calle, ya que de ello se benefician sectores como el turístico.
La retirada de la cruz responde, a juicio del párroco, a una «animadversión sin sentido». En este sentido, consideró que en estos momentos estamos condicionados por una ley desde el punto de vista religioso, que afecta a colegios, a una calle o a la patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar.
Lo que ocurre, según el sacerdote, «es que es una minoría a la que le molestan estos símbolos y la ley les da la razón frente a la inmensa mayoría».
Según informa ABC, el hecho sucedió hace poco más de una semana, cuando un paciente de 75 años dijo a la dirección que ese crucifijo «le molestaba».
Fuentes de la Delegación provincial de Salud reconocieron que el crucifijo se retiró por la petición de un usuario -que portaba una bandera republicana en su solapa, según algunos testigos-, pero que se trata de un hecho «puntual y sin intencionalidad». Insistieron en que se trata de un «hecho aislado, que no se ha repetido en ningún otro centro».
De hecho, desde Salud se reconocen «respetuosos», ya que en algunos hospitales hay capillas que permanecen abiertas para el rezo. Sin embargo, en la plantilla de Enfermería del centro de salud palmeño no ha sentado bien este incidente, ya que según varios profesionales «el crucifijo no molestaba».
De hecho, son varios los médicos y enfermeros consultados por ABC indignados por esta medida adoptada por la Junta. Es el caso del doctor Juan Toscano, quien explicó que en su consulta de este mismo centro tiene colgados un crucifijo, una imagen de la Virgen María Auxiliadora y una figura con agua de la Virgen de Lourdes. «A ellos me encomiendo todos los días y así llevo toda la vida, sin que a ningún paciente, hasta el momento, le haya molestado», afirmó.
Toscano manifestó que en ningún caso piensa retirarlo y si se lo pidieran «lo llevaría conmigo cada día del centro a casa. En este país, criticó este médico, «se puede ir con un burka por la calle y no pasa nada, pero no se le ocurra poner un crucifijo en su consulta».
El incidente ha tenido gran trascendencia en la feligresía palmeña, quien en estos días prepara la Coronación de la Virgen de Belén el próximo día 8 de mayo.
«Persecución» sin sentido
El propio párroco de la iglesia de la Asunción, David Aguilera, hizo alusión a la persecución que viven los cristianos en esta época, recordando a tiempos de Jesucristo, en su homilía del pasado fin de semana.
El párroco aseguró que fueron sus feligreses quienes le contaron este incidente y a su entender le parece absurdo porque «la cruz en sí misma no puede molestar a nadie, es símbolo del amor». Otra cosa es el uso que se le haya dado a lo largo de la historia, subrayó el sacerdote.
Sin embargo, hoy por hoy, reiteró el párroco, «la cruz no es ofensiva», y no está de acuerdo con su retirada, aunque es respetuoso con la ley vigente que ampara la retirada de símbolos religiosos de lugares públicos.
En este sentido, Aguilera recordó que a nadie se le ocurre retirar los crucifijos de la Semana Santa que son una manifestación de la fe cristiana en la calle, ya que de ello se benefician sectores como el turístico.
La retirada de la cruz responde, a juicio del párroco, a una «animadversión sin sentido». En este sentido, consideró que en estos momentos estamos condicionados por una ley desde el punto de vista religioso, que afecta a colegios, a una calle o a la patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar.
Lo que ocurre, según el sacerdote, «es que es una minoría a la que le molestan estos símbolos y la ley les da la razón frente a la inmensa mayoría».
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