domingo, 25 de abril de 2010

Sabemos de qué va esto


La Gaceta:

Desde el primer día sabíamos lo costoso, en todos los órdenes, que iba a resultar escudriñar, sin ánimo malévolo pero con todo rigor, en el patrimonio de quien es la tercera autoridad del Estado. Por encima del presidente del Congreso de los Diputados sólo permanecen el propio Rey y el jefe del Gobierno, de tal forma que si un día se diera la coincidencia, remota desde luego, de que el Monarca y el presidente del Ejecutivo viajaran juntos en el mismo avión al extranjero, nuestro representante más elevado en España sería el titular de nuestra Cámara baja. En estos momentos, José Bono Martínez.

Aquí, en LA GACETA, no somos remeros del buen tuntún, conocemos qué partida jugamos en este envite; de aquí que, en todo momento, hayamos respetado, sin una acusación, sin imputación alguna, la figura de Bono. Algún colaborador suyo dice –y si es que lo dice, dice bien, perdóneseme la reiteración– que su jefe no va a proceder judicialmente contra este diario, porque en momento alguno le hemos calumniado. Repito: si es cierta esta especie, los asesores del presidente están en lo cierto porque nunca aquí se ha hecho otra cosa que recoger la información que existe en los registros de la propiedad del país. No podemos pensar que nadie en su sano juicio achaque difamación o calumnias a estas prestigiosas entidades que nos dan seguridad jurídica a todos los españoles.

La facturas giradas

De modo que estamos al tanto. Tanto lo estamos, que hemos desdeñado desde el primer instante entrar en la rueda de acusaciones, anónimas o no, que atribuyen al señor Bono una auténtica pléyade inconmensurable de apartamentos, pisos, locales comerciales, valores bolsísticos, establecimientos hípicos y toda suerte de propiedades que, de ser verdaderas, convertirían a nuestro presidente parlamentario en una de las fortunas más copiosas del país.

Los documentos públicos han sido hasta ahora mismo nuestra principal pieza de investigación periodística. Digo hasta ahora, porque lo que publicamos hoy tiene otras características añadidas. Es el testimonio perfectamente acreditado de una profesional que, durante algún tiempo, prestó sus servicios como decoradora a José Bono. Insertamos aquí copia de las facturas giradas por la ornamentación de una de sus viviendas: la de Olías del Rey donde, al parecer, reside actualmente.

Verán que, curiosamente, las facturas no se envían al propietario de las casas, José Bono, sino a Ayala, 3, sociedad participada al cien por cien por Reyal Urbis, de la que es presidente Rafael Santamaría, íntimo amigo suyo y dueño también de los hoteles Rafael, en uno de los cuales se alojan la cuadrilla o cuadrillas de albañiles que trabajan en este momento en la remodelación del piso en el Madrid de los Austrias que Bono ha regalado a uno de sus hijos.

Aclaraciones pertinentes

Las facturas e incluso las fotografías del antes y el después de esas dos casas nos resultan actas interesantes de cómo conciben Bono y Santamaría sus relaciones comerciales y aun personales. La profesional que ha venido guardando estas memorias industriales no ha tenido el menor inconveniente, por otro lado ,en mostrar su identidad. A partir de aquí, es de suponer que el señor Bono desee explicar si existe alguna anomalía en que los gastos de la decoración de sus inmuebles se enviaran para su abono a su constructor y amigo y no a él propiamente.

El pasado viernes, por lo demás, insistíamos en que Bono todavía no ha tenido a bien aclarar tres de los puntos más oscuros que se derivan de sus repetidas apariciones en un periódico amigo de Madrid. Nos preguntábamos y seguimos preguntando al protagonista si sus filtraciones a este diario sobre la propiedad de dos pisos, y no uno en Estepona, y su revelación, en segunda instancia periodística (diario El Mundo), de que ya posee un apartamento en El Campello, se corresponden o no con las aportaciones que ha realizado inopinadamente a la Fiscalía General del Estado. Claramente, en qué quedamos: ¿son dos o un solo piso los que posee en Estepona?, ¿ha adquirido ya la casa de El Campello como afirmó en la entrevista con Esther Esteban en el mismo medio, o de verdad tiene el propósito de comprarla cuando se retire? Son dos interrogantes que sirven, en todo caso, para deducir si el señor Bono ha sido totalmente sincero en sus dos únicas comparecencias periodísticas, o ha sufrido también algún olvido respecto a los papeles que, según declaración personal, ha remitido a la Fiscalía de su correligionario, creo que lo es, Conde-Pumpido.

Desde la Fiscalía

Desde luego, lo que parece más procedente es lo que ha ocurrido: que de una vez por todas la Comisión del Estatuto del Diputado del mismo Congreso empiece a trabajar, o a investigar si así lo quieren los componentes de la Comisión, sobre toda la documentación que les pueda entregar el presidente, que es, al fin y al cabo, un diputado más, presidente porque antes obtuvo su acta por Toledo. Bono hubiera deseado hasta el viernes pasado que esta Comisión se quedara al margen llevando sólo y de forma ciertamente peculiar, sus argumentos de defensa ante un órgano parlamentario que no tiene en absoluto, según el Reglamento de la Cámara, posibilidad alguna de dictaminar sobre lo aportado por el presidente.

Respecto a lo que está acaeciendo en la Fiscalía, les pido que presten atención a este mínimo episodio: el pasado miércoles, un periodista de esta Casa recibió una llamada de un funcionario a las órdenes de Conde-Pumpido. Éste simplemente le dijo: “Pero, ¿qué os creéis, que aquí no tenemos otra cosa que hacer que perseguir periodistas?”. Pues, ¿qué quieren que les diga?: yo me creo que sí, que la Fiscalía del Estado no tiene el menor empacho en ser instrumento del poder zapaterista acosando a periodistas. ¿O es que tal funcionario no recuerda que la tal Fiscalía ha sido literalmente utilizada por la vicepresidenta Fernández de la Vega para intervenir en su querella particular contra Maite Alfageme y yo mismo a cuenta de su discutido voto en la localidad valenciana de Beneixida? Creer a estas fechas que la Fiscalía de Pumpido es neutral ante las exigencias de su Gobierno es tan extraordinariamente estúpido que sólo un memo sin memoria ni información admitiría tal engaño.

Círculo de poder

No es Bono, como está constatado de antiguo, un hombre que no sepa tejer a su alrededor un sinfín de complicidades amistosas que le están valiendo en este trance para que personajes tan diversos como el cántabro Revilla, o el ex alcalde de Toledo, el popular Molina, salgan en tromba en su apoyo. Ellos sabrán por qué lo hacen. Del segundo sí cabe decir sólo esto: nadie en su partido, ni siquiera el voluble Uriarte, piensa que su ayuda es gratuita. Nadie. Sorprende que Molina se emplee tan a fondo en este asunto y que, sin embargo, el presidente actual de Castilla-La Mancha, José Barreda, no haya dicho aún esta boca es mía.

Bono estos días no para, y algún error parece que está cometiendo. Allá él. Nunca el presidente del Congreso ha reparado en gastos a la hora de construir, y en el centro él, un círculo de poder y protección en el que permanecen incluso cardenales con base en Roma. Hace bien en sumar apoyos, pero pregunto: ¿hace lo mismo de bien enviando mensajeros con avisos inquietantes? Por ejemplo, éste recibido, al menos con tres emisarios distintos, por un ejecutivo del PP en Génova: “A nadie, tampoco a vosotros, os conviene remover nada”. Como me lo cuentan, lo cuento. En todo, caso, repito: sabemos de qué va esto.

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