En tiempos de crisis económica como los que estamos viviendo, algunos economistas sugieren que deberíamos gastar más. Sin embargo, el que gastemos más o menos no depende sólo de los consejos que nos den o incluso de los objetos suntuosos que podemos adquirir. Nuestro cerebro también tiene mucho que decir al respecto.
Según las investigaciones del experto en Neuroeconomía Brian Knutson, de la Universidad de Stanford, la razón de que unos gastemos demasiado está en el núcleo accumbens, situado en el sistema límbico, que es el centro del derroche y la imprudencia al invertir.
La activación de la ínsula inferior, sin embargo, provoca que otros actúen con precaución y miedo a la ruina.
En realidad, ante el dinero, el cerebro sufre un tira y afloja entre uno de los centros del placer y el de la angustia. Uno anhela beneficios. El otro trata de evitar las pérdidas.
En realidad, ante el dinero, el cerebro sufre un tira y afloja entre uno de los centros del placer y el de la angustia. Uno anhela beneficios. El otro trata de evitar las pérdidas.
Este estudio explicaba al fin por qué la avaricia por hacernos ricos nos hace perder los papeles y hay quien, aun teniendo mucho, nunca deja de tratar de ganar más. Y es que el efecto de la recompensa inmediata del dinero en el núcleo accumbens, uno de los centros del placer, hace que ganar dinero tenga el mismo efecto sobre nuestro cerebro que el sexo o las drogas. Cuando estamos en una situación de riesgo o juego cuyo resultado es ganar una fortuna, la dopamina se pone por las nubes. Lo que pasa es que hay a quien, en esta tesitura, se le activa la ínsula anterior y su cuerpo se llena de otros neurotransmisores, la serotonina y noradrenalina, que se desatan en caso de ansiedad y nos empujan a actuar con cautela.
Por otro lado, el estudio también sugiere que las imágenes eróticas inducen al despilfarro económico. Porque el núcleo accumbens se estimula con dichas imágenes. Así pues, determinadas imágenes pueden determinar las decisiones económicas.
Las imágenes de resonancia magnética funcional fueron tomadas del cerebro de los participantes con un escáner de resonancia magnética mientras éstos contemplaban imágenes eróticas, imágenes de arañas o serpientes (para producir la respuesta negativa), o imágenes de objetos de oficina (imágenes neutras).
Tras ver dichas imágenes, los participantes debían elegir uno de dos niveles de riesgo financiero en una jugada. Cuando el juego y las mediciones de los cerebros hubieron terminado, los científicos aplicaron el análisis estadístico para determinar si la activación del núcleo accumbens había tenido algún efecto en el comportamiento de los jugadores.
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