El pasado día 30 de marzo fue un día muy especial para la física. Por primera vez se simulaban unas condiciones similares a las del Big Bang, el gran estallido que dio origen al universo; aunque se hizo en uno espacio microscópico.
El responsable de tamaña hazaña ha sido, cómo no, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el experimento más caro y complejo de la historia de la humanidad.
Miles de investigadores de todo el mundo han celebrado la primera colisión con una energía jamás alcanzada en un experimento científico: cada haz alcanzó la energía de 3,5 teraelectronvoltios (Tev) (un total de 7 TeV en el punto de choque), muy superior al 1 TeV de la máquina hasta ahora más potente, el colisionador norteamericano Tevatron. Con todo, el dispositivo ha alcanzado la mitad de la energía para la cual fue diseñado.
Matteo Cavalli Sforza, director del Instituto de Física de las Altas Energías de Barcelona:
Con suerte, dentro de los próximos dos años podríamos descubrir partículas desconocidas y hasta nuevas dimensiones.
Será entonces cuando, si todo sale como lo esperado, el acelerador pueda darnos las grandes respuestas, resolver problemas de la física como la composición de la materia y la energía oscuras, que representan el 96% del cosmos, gracias al descubrimiento de las llamadas partículas supersimétricas. O el bosón de Higgs, conocido comúnmente como partícula de Dios, que explicaría cómo las partículas adquieren masa. Hallar nuevas dimensiones quizá lograría aclarar misterios como por ejemplo por qué la gravedad es más débil que las demás fuerzas.
Stephen Hawking ha apostado 100 dólares a que no se encontrará el bosón de Higgs. Ya en 1974 apostó a que un extraño objeto en la constelación Cisne X1 no sería un agujero negro. Perdió.
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