lunes, 23 de enero de 2012
El peso de la Cruz en tierras del islam
Millones de cristianos sufren acoso, torturas y asesinatos en más de 50 países musulmanes en los que constituyen una minoría de ciudadanos ‘malditos’
En el Vaticano lo llaman «el circo de los leones del siglo XXI». Millones de cristianos que viven en países de mayoría musulmana son hostigados a diario a causa de su adscripción religiosa y sufren un auténtico calvario.
Acosados, torturados y, en el peor de los casos, asesinados, los cristianos ven cómo las persecuciones religiosas no son sólo parte de los libros de Historia.
De hecho hace semanas, el fiscal de un tribunal de la ciudad de Tiaret solicitó dos años de prisión para seis jóvenes argelinos convertidos al cristianismo por «ejercicio ilegal de un culto no musulmán». Cuatro fueron sentenciados a penas de prisión condicional de entre dos y seis meses y los otros dos, puestos en libertad. Los condenados deben pagar multas de 1.000 a 2.000 euros cada uno.
Los seis fueron detenidos al salir de una vivienda donde, supuestamente, se había celebrado una misa. También en Tiaret, está pendiente de sentencia una maestra de 37 años que fue detenida con una decena de biblias -25 según las autoridades-, mientras viajaba en un autobús. El fiscal pide tres años de cárcel para ella.
Y no son casos aislados. Muchos de los países musulmanes constituyen pequeños infiernos en los que se purga el pecado de no pertenecer a la religión de los seguidores de Alá. Según datos del Departamento de Estado norteamericano, 16 de los 20 países donde la libertad religiosa está más amenazada son de mayoría musulmana.
«La persecución a los cristianos por parte del Islam es especialmente patente en países como Irán, Irak, Argelia, Pakistán o Arabia Saudí», advierte Attillio Tamburrini, responsable de Ayuda a la Iglesia necesitada y uno de los autores del Informe sobre libertad religiosa en el mundo que todos los años elabora esta organización católica.
Y añade: «Treinta millones de cristianos no tienen ni libertad de culto en los países musulmanes». ¿Tendrá razón Magdi Cristiano Allam, subdirector del diario italiano Corriere Della Sera cuando aseguró, tras convertirse al cristianismo, que «el Islam es fisiológicamente violento e históricamente conflictivo»?
El mapa de la persecución:
Tanto el informe del Departamento de Estado como el de Ayuda a la Iglesia necesitada aportan datos concretos que permiten elaborar un mapa de la persecución religiosa a cristianos en países de mayoría islámica. Porque, aunque algunos casos sangrantes de acoso a los cristianos se dan también en otros países (especialmente en China y en La India), lo cierto es que la relación entre violencia cristiana y fundamentalismo islámico es muy estrecha. Hoy, el islam cuenta con 1.300 millones de fieles, superando por vez primera al catolicismo.
Son contados los países musulmanes, como Jordania, donde la libertad religiosa tiene plena vigencia. En la mayoría de las 44 naciones que se reconocen como musulmanas la práctica de otra confesión distinta al Islam aparece vetada. La libertad religiosa que los musulmanes disfrutan en Occidente no tiene reciprocidad en muchos de sus países de origen. Este es un pequeño recorrido por algunos de los países musulmanes donde los cristianos son malditos.
Argelia: una convivencia rota.
Sólo hay unos 5.000 católicos. La convivencia de las distintas religiones era armónica hasta que, en el mes de febrero de 2006, se implantó la ley anticonversión, que impide la práctica religiosa que no sea musulmana.
De hecho, además de los casos de los conversos, para los que se solicita cárcel, en enero de 2008 el sacerdote francés Pierre Wallez fue condenado a un año de cárcel por celebrar culto con un grupo de emigrantes cristianos en un bosque junto a la frontera con Marruecos. El arzobispo de Argel, Henri Tessier, asegura que «quieren reducir la presencia de los católicos en el país».
Arabia Saudí: prohibidas las biblias y las cruces.
País teocrático por excelencia, donde está prohibida toda religión que no sea musulmana. Se impide la celebración pública de la fe cristiana y hasta llevar la Biblia en la mano por la calle o una cruz o escapulario al cuello. Y, por supuesto, no se permite la construcción de templos católicos. Sin embargo, hay más de medio millón de católicos en el país, en gran parte trabajadores procedentes de Filipinas.
Irak: una guerra dentro de la guerra.
«Los cristianos están desesperados. En sus corazones desean quedarse, pero estamos tan perseguidos que muchos deciden irse para salvar sus vidas». Las palabras del obispo auxiliar de Bagdad, Andreas Abouna, confirman la dramática situación de los 750.000 cristianos que todavía viven en este país desgarrado por la guerra. Más de un millón ya abandonaron el país. Y los mártires se cuentan por miles. Entre ellos, el arzobispo de Mosul, Paulos Faraj Rahho, asesinado el día 13 de marzo.
Irán: ciudadanos de segunda.
Tras la llegada de Mahmud Ahmadineyad al poder se ha declarado una nueva oleada persecutoria contra los cristianos en este país. Forman el 0,4% de la población y son tratados como ciudadanos de segunda. La literatura cristiana es ilegal, los conversos del Islam a otra religión son perseguidos a muerte y la mayoría de la iglesias son subterráneas.
Pakistán: los peores trabajos.
De los 165 millones de habitantes de Pakistán, el 97% es musulmán. Los cristianos representan un 2,5% de la población; 1,2 millones son católicos. Los cristianos paquistaníes están entre los más pobres del país y desempeñan trabajos que nadie quiere hacer, mal remunerados e inestables, por lo que deben desplazarse por todo Pakistán buscando oportunidades de empleo.
Además, cualquier vecino puede hacer condenar a un cristiano por la Ley antiblasfemia. Es tal la persecución que, en 1998, el obispo católico John Joseph se suicidó para protestar contra la condena a muerte de los cristianos.
Egipto: sin representación política.
Los católicos egipcios carecen de opciones para practicar libremente su fe. La Constitución egipcia considera a los cristianos ciudadanos de segunda clase, a los que no se les concede representación política. Los casos de conversión forzosa al Islam son habituales y la presión de los Hermanos Musulmanes, creciente.
Marruecos: cárcel para los inductores de la apostasía.
Los cristianos son unos 340.000, casi todos extranjeros. Y, aunque no hay libertad religiosa, la religión cristiana es tolerada como una expresión cultural. «Tenemos libertad de culto, pero no libertad religiosa», dice el arzobispo de Tánger, el gallego monseñor Santiago Agrelo. El código penal castiga con una pena de tres a seis meses de cárcel a quien induzca a la apostasía del Islam.
Turquía: libertad sobre el papel.
El respeto por las minorías cristianas sigue siendo «totalmente insatisfactorio» incluso en Turquía, el más abierto de los países de mayoría musulmana y que aspira a ingresar en la Unión Europea. Es imposible para los cristianos, que representan el 6% de la población total, acceder a cargos públicos, tanto civiles como militares, y no se pueden construir iglesias. Recientemente, el cura italiano Andrea Santoro fue asesinado por integristas. Por eso, en su histórica visita a Turquía, Benedicto XVI pidió «libertad religiosa garantizada ins-titucionalmente y respetada efectivamente».
Asia: desprotegidos ante los radicales islámicos.
Excepto en Filipinas, oasis católico, son muchos los países del sudeste asiático de mayoría musulmana y donde se persigue a los cristianos. Caso paradigmático el de Indonesia, cuyo Gobierno se muestra incapaz de hacer frente a las acciones violentas de los radicales islámicos. Los cristianos representan el 8% de la población. Desde el año 1999, los musulmanes han asesinado a más de 19.000 cristianos y han obligado a desplazarse a otras 600.000 personas de esa religiónl
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