Afirma que el Ejecutivo español cuenta con el respaldo de las familias de los disidentes y afirma que similar postura la adopta la administración Obama.
Como si la situación de disidentes y presos cubanos en la isla no fueran clamorosa evidencia de que el régimen comunista castrista no pretende abrir un mínimo su férreo puño, en su comparecencia de hoy en el Senado, Miguel Ángel Moratinos ha defendido el diálogo con el régimen comunista castrista como elemento para la democratización del país y la defensa de los derechos humanos:
“Para que el diálogo sobre las nuevas [lapsus].. necesarias reformas y el respeto a los derechos humanos sea posible en primer lugar, y tenga capacidad de influir sobre la situación interna cubana después, es imprescindible una aproximación bilateral, en la que hoy coincide la administración Obama, la OEA, la gran mayoría de los países latinoamericanos y los principales actores europeos en Cuba. Nuestro objetivo es mantener ese diálogo crítico con el Gobierno cubano en primer lugar, y con todos los sectores de la sociedad cubana, incluidos los de la disidencia”.
No parece muy atento el señor Moratinos al transcurrir cotidiano. Quien alude a la administración Obama podría tener más presente la diplomática advertencia del embajador en España, realizada ayer mismo en un desayuno informativo en Madrid por EE.UU. considera que "sería una vergüenza" no apoyar a los disidentes cubanos. "No hemos visto ningún tipo de pruebas de que el Gobierno cubano se esté ablandando", remarcaba el embajador estadounidense, Alan D. Solomont.
Tampoco vale alardear de diálogo con la disidencia aunque su uso del “incluso” les ponga ya en segundo orden, revelando el esfuerzo que le supone al Ejecutivo Zapatero: ahí están las denuncias de quienes, con su huelga de hambre llevada al extremo, niegan que esta receptividad se esté produciendo, todo lo contrario, como transmiten sus expresas denuncias por abandono hacia la posición cómplice del gabinete Zapatero con la violación de los derechos humanos en la isla. Moratinos, ajeno a todo ello, a todo ello, aún ha expresado en el Senado que las familias de los disidentes han “valorado positivamente” la actitud del Gobierno español.
Como si la situación de disidentes y presos cubanos en la isla no fueran clamorosa evidencia de que el régimen comunista castrista no pretende abrir un mínimo su férreo puño, en su comparecencia de hoy en el Senado, Miguel Ángel Moratinos ha defendido el diálogo con el régimen comunista castrista como elemento para la democratización del país y la defensa de los derechos humanos:
“Para que el diálogo sobre las nuevas [lapsus].. necesarias reformas y el respeto a los derechos humanos sea posible en primer lugar, y tenga capacidad de influir sobre la situación interna cubana después, es imprescindible una aproximación bilateral, en la que hoy coincide la administración Obama, la OEA, la gran mayoría de los países latinoamericanos y los principales actores europeos en Cuba. Nuestro objetivo es mantener ese diálogo crítico con el Gobierno cubano en primer lugar, y con todos los sectores de la sociedad cubana, incluidos los de la disidencia”.
No parece muy atento el señor Moratinos al transcurrir cotidiano. Quien alude a la administración Obama podría tener más presente la diplomática advertencia del embajador en España, realizada ayer mismo en un desayuno informativo en Madrid por EE.UU. considera que "sería una vergüenza" no apoyar a los disidentes cubanos. "No hemos visto ningún tipo de pruebas de que el Gobierno cubano se esté ablandando", remarcaba el embajador estadounidense, Alan D. Solomont.
Tampoco vale alardear de diálogo con la disidencia aunque su uso del “incluso” les ponga ya en segundo orden, revelando el esfuerzo que le supone al Ejecutivo Zapatero: ahí están las denuncias de quienes, con su huelga de hambre llevada al extremo, niegan que esta receptividad se esté produciendo, todo lo contrario, como transmiten sus expresas denuncias por abandono hacia la posición cómplice del gabinete Zapatero con la violación de los derechos humanos en la isla. Moratinos, ajeno a todo ello, a todo ello, aún ha expresado en el Senado que las familias de los disidentes han “valorado positivamente” la actitud del Gobierno español.