Si eres de los que en presencia de una o varias mujeres comienza a balbucear, te tiemblan las rodillas, te sudan las manos, te castañetean los dientes y si atinas a decir algo inteligible resulta carecer de todo sentido no te preocupes, no te pasa nada raro: te has vuelto tonto por un síndrome de stress por anticipación. Claro, las ves ahí delante, tan listas, tan monas, comienzas a fantasear con el amor (o el sexo, que te conozco) y te pones nervioso. La Ciencia tiene la explicación.
Siempre hay una explicación racional para todo, incluso para lo torpe que te vuelves cuando interactúas con una mujer. De hecho en casos muy extremos incluso pensar en mujeres te puede poner nervioso. He dicho nervioso.
Un estudio de la Universidad Radbpud de Holanda así lo constata. Algunos hombres sufren un descenso en su habilidad mental en presencia de las féminas debido a que anticipan a nivel consciente e incluso subconsciente los resultados de su relación/conversación con ella. Curiosamente a las mujeres no les sucede nada parecido.
Se realizaron diversas pruebas de habilidad en las que siempre obtuvieron una puntuación inferior los hombres que las realizaban estando en presencia de mujeres o simplemente sintiéndose observados por ellas. ¿Será por ello que jugaban mejor al fútbol los deportista de antaño cuando no iban tantas mujeres a verles?
Incluso se pudo constatar que simplemente con avisar a los participantes masculinos antes de la prueba e que iban a ser observados por mujeres, aunque finalmente estas nunca aparecieron, obtenían peores resultados debido a que anticipaban mentalmente la presencia femenina.
Los investigadores apuntan a que la causa detrás de esta inquietud procede de la distracción mental que supone para los hombres el potencial de establecer relaciones de emparejamiento si hay mujeres presentes incluso en actividades que no se deberían entender como potencialmente tendentes al establecimiento de vínculos afectivos o sexuales.
A nivel subconsciente el hombre estaría desarrollando estrategias de comportamiento destinadas a impresionar a potenciales parejas durante las interacciones sociales, lo que requiere de un determinado poder mental que se le resta a la realización de otra tareas.
Moraleja: no conducir maquinaria peligrosa en presencia de mujeres.
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