El juez delincuente Baltasar Garzón hizo su último servicio al Gobierno de Zapatero, - que no a la Justicia, obviamente-, justo antes de abandonar su puesto de la Audiencia Nacional. El pasado viernes, el juez tuvo tiempo de rechazar los recursos contra la polémica excarcelación del líder proetarra Rafael Díez Usabiaga. Así, el individuo del entramado etarra que apuesta por una negociación entre el Gobierno y ETA seguirá en la calle.
Con fecha de 14 de mayo, Garzón firmó el que por ahora es su último auto como juez de la Audiencia Nacional. En el texto, rechaza las peticiones de la Fiscalía y de la asociación Voces contra el Terrorismo que preside Francisco José Alcaraz porque “no han aportado elementos diferentes para hacer variar la decisión”.
El juez estrella sostiene que, tras analizar varios informes médicos y tomar declaración al facultativo que ha cuidado a la madre de Usabiaga, llega a la conclusión de que el proetarra es el cuidador habitual de su progenitora. Además, recoge que los médicos forenses que la trataron determinaron que ella “es autónoma para las actividades de la vida diaria, precisando de ayuda de terceras personas para desplazamientos fuera de su lugar de residencia”.
Para Garzón, el riesgo de que Usabiaga huya de la justicia “ha desaparecido” y la situación de dependencia de su madre “está demostrada”. Asimismo, afirma que el líder batasuno ha cumplido “rigurosamente” las condiciones que se le impusieron para seguir con su actual situación penitenciaria.
Como informó ayer este periódico, Usabiaga podría haber incumplido al menos una de las condiciones que Garzón le impuso para decretar su prisión provisional eludible con el pago de una fianza de 30.000 euros. El incumplimiento de esas condiciones puede suponer, según el auto que el juez emitió el 26 de abril, la “revocación” de la situación penitenciaria que ahora disfruta el proetarra.
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